A largo plazo, las bolsas suben pese a representar una aglomeración de empresas mayoritariamente ordinarias. La selección de unas cuantas compañías cualitativamente superiores genera incluso mejores resultados que una inversión en la mayoría del resto. A la vista de los deslucidos precios por acción con los que determinadas empresas Quality growth han cotizado últimamente y su impacto sobre las rentabilidades históricas a largo plazo, esta afirmación podría sonar contraria a la lógica. Sin embargo, como sugiere el título de este boletín, la apuesta sigue estando justificada a muy a largo plazo.
Un conocimiento y una experiencia profundos son los factores que permiten a los inversores ser selectivos. Mantener una visión permanentemente alcista sobre las mejores empresas que ofrecen los mercados de valores no solo ha preservado el valor del capital invertido, sino que también ha hecho que crezca.
Adoptar una visión temporalmente alcista sobre las bolsas resulta más sencillo cuando el trasfondo económico y el comportamiento de los mercados de renta fija favorecen tal enfoque. Sin embargo, esto no es siempre así ni mucho menos. Más bien al contrario. Además, casi nunca faltan los permabears, u observadores con una visión temporal, o incluso permanentemente negativa, que siembran la semilla de la duda en los permabulls (hablaremos de estos agoreros más adelante). Por si fuera poco, los permabulls pasan siempre por épocas en las que su visión alcista resulta desproporcionada o equivocada. Y pese a todo, cuanto más se mantiene esta situación, más cerca están las bolsas de revertir su tendencia y experimentar un aumento de los precios por acción, lo cual justifica la postura del permabull y refleja la capacidad de generación de beneficios de esta cartera de empresas Quality growth.
Los permabulls del segmento Quality growth se centran en las empresas en las que invierten y parten de la premisa de que crecerán a muy largo plazo y a perpetuidad. Su principal prioridad no son los precios por acción de dichas empresas, que saben que dependerá de los beneficios que generen, que a su vez dependerán de las actividades que lleven a cabo dichas compañías y de las defensas que implanten para proteger sus posiciones competitivas superiores.
Desde el punto de vista corporativo, el horizonte a largo plazo y el concepto de perpetuidad están ligados indisolublemente. El concepto de perpetuidad hace referencia a la capacidad de una empresa para prolongar su trayectoria de crecimiento mucho más adelante en el futuro que la media de las compañías cíclicas que integran la mayoría de índices de renta variable. Estas sólidas razones conforman las diez reglas de oro de la inversión Quality growth que Seilern Investment Management aplica rigurosamente desde su fundación. Dichas reglas permiten a los inversores identificar empresas cuyos flujos de caja previstos pueden pronosticarse sobre horizontes temporales muy largos con independencia del contexto macroeconómico. Estas previsiones nunca serán perfectas ni precisas al 100%. En ocasiones, acontecimientos imprevistos —por ejemplo, una pandemia como la de la COVID-19 o el estallido de una guerra— pueden desviar temporalmente su trayectoria de crecimiento constante. Pero, incluso sin dichos acontecimientos, las previsiones de Seilern han tendido a ser conservadoras hasta hoy. Sin embargo, sin perjuicio de estas excepciones, es la previsibilidad de este pequeño y selecto grupo de empresas internacionales la que, en último término, preservará y hará crecer el capital que los inversores les hayan asignado. Para estas empresas, este enfoque ofrece un equilibrio razonable entre riesgo y rentabilidad.
Los mercados de valores son una cuestión secundaria para sus negocios subyacentes. Sin embargo, estos mercados son más astutos que sus participantes individuales. Es aquí donde reside la clave: para tener éxito, los inversores deben ineludiblemente desarrollar una relación personal con los mercados y desentrañar cómo tanto estos como los precios por acción individuales reaccionan a los acontecimientos. Esto es más importante que leer sobre las experiencias personales de otros participantes. En resumidas cuentas, la inversión es un negocio solitario en el que no hay cabida para ningún tipo de emoción. En consecuencia, no es un negocio para débiles y hace honor al refrán de que «saber poco de inversión es peligroso». Por otro lado, un conocimiento profundo de las empresas ayudará al inversor a evaluar los riesgos subyacentes y, por extensión, a cuantificarlos.
Si echamos un vistazo a cómo han evolucionado los beneficios de una serie de empresas Quality growth durante un largo periodo, vemos claras dos cosas: la primera es que adoptar un enfoque permanentemente alcista en este estilo de inversión es una opción realista que ha generado resultados extraordinarios históricamente; la segunda es que esta actitud hacia las empresas Quality growth aleja la tentación de los inversores de aprovechar periodos de alzas o bajas desproporcionadas en sus precios por acción para especular con el market timing (y usarlos, en su lugar, según convenga dentro del marco de sus operaciones de construcción de carteras).
En su mayoría, los mercados y empresas con historiales de resultados demostrados y una excelente reputación tienden a tener un horizonte temporal ilimitado. Por extensión, quienes invierten en ellas deberían compartir también este horizonte. Cuanto más larga es la experiencia de un inversor, más fácil resulta desarrollar un horizonte sin límites. Dejando a un lado los altamente improbables «cisnes negros», apenas existen acontecimientos que sean únicos o inéditos para los mercados. Ninguno de los factores que hoy preocupa a los mercados es nuevo, y a las empresas les importan poco o nada las preocupaciones o experiencias de los participantes individuales.
A día de hoy, toda la inquietud gira en torno a las tensiones entre el avance de la globalización económica y el retroceso de las naciones hacia el proteccionismo. Mientras la geopolítica ejerce una inusual influencia sobre este dilema, está aún por ver cuál de las dos corrientes se impondrá. Sea como fuere, la elección de Trump como presidente ha hecho que los observadores pongan en tela de juicio el futuro de la economía de libre mercado globalizada de la que tanto inversores como consumidores se han beneficiado durante las últimas décadas. A comienzos de la década de 1980, sucedió justo lo contrario, y la apertura de los mercados y la firma de tratados comerciales fue seguida de la creación del Mercado Único europeo y el fortalecimiento de la integración económica y política de la región. Años después, la frenética burbuja de las puntocoms del cambio de milenio infligió pérdidas de capital permanente a multitud de especuladores. Hay muchos otros ejemplos. Con todo, y pese a esta incertidumbre, las multinacionales Quality growth no solo sobrevivieron, sino que prosperaron y crecieron sin atender a que sus valoraciones bursátiles fueran altas o bajas.
En los años previos a la pandemia, y antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, unos tipos de interés bajos permitieron a los accionistas de las compañías Quality growth beneficiarse del reajuste positivo que se produjo en las valoraciones de sus inversiones en los mercados de valores. Desde entonces, unos tipos de interés más altos han resultado ser un importante obstáculo para estas valoraciones, aunque lo fuera solo sobre el papel y pese al hecho de que el segmento Quality growth ha disfrutado de unos sólidos balances. Hoy, sin embargo, la realidad desmiente la supuesta muerte de las empresas Quality growth que adelantaban las caídas en los precios por acción. De hecho, igual que en 1981, en el cambio de milenio y en muchas otras ocasiones antes y después de estos acontecimientos, el poder interno de estas empresas superiores para generar beneficios permanece intacto. Está ahí, disponible para todo aquel que quiera verlo y sea capaz de mirar más allá del reflejo a corto plazo que las caídas en sus precios por acción puedan brindar. Por experiencia, creo que en el futuro estas coyunturas se verán como abismos entre percepción y realidad, abismos que, por otro lado, resultaron ser siempre efímeros y que presentaron un gran número de excelentes oportunidades.
¿Por qué debería ser distinto esta vez?
El market timing es el enemigo histórico de los horizontes de inversión a largo plazo. Normalmente, da como resultado una pérdida de capital permanente. En este terreno, lo más peligroso es el éxito inicial, ya que provoca una sensación de falsa seguridad, superioridad intelectual e invencibilidad personal. Los especuladores tienden a olvidar el antes mencionado refrán de que «saber poco es peligroso». Aquí, «peligroso» equivale al riesgo de pérdida de capital permanente en el que suelen incurrir los practicantes del market timing. A menudo, el resultado es un sentimiento de desánimo y humillación que, a veces, se acompañan de la promesa de no volver a invertir en bolsa. Sin embargo, la vida sigue entretanto en los mercados financieros y las empresas Quality growth continúan creciendo.
El miedo o la avaricia no rigen a los mercados y las empresas de éxito, sino a sus participantes y accionistas individuales. Los mercados no tienen consciencia ni memoria. Actúan con indiferencia, para bien o para mal. Les es indiferente que quienes participan en ellos ganen o pierdan.
Para concluir, diré que creo firmemente en que los permabulls obtienen mejores resultados que los permabears. Mientras que los primeros pueden obtener rentabilidad financiera, los segundos pierden oportunidades. Ya hemos señalado que, por lo general, la mayoría de estos avances en los precios por acción se producen en periodos breves que están salpicados de fuertes subidas en las valoraciones (Market Timing). Los permabears suelen quedarse fuera de estos movimientos tan pronunciados en los mercados. No se los ve por ningún lado. Por tanto, los únicos permabears que ganan dinero son los periodistas financieros cuya vocación reside en arruinar siempre la fiesta y escribir artículos negativos exagerando la realidad. Sin embargo, los inversores con una larga experiencia ignoran sus fatídicas predicciones. La historia está llena de ejemplos de ello.
Armados con una filosofía de inversión Quality growth coherente y un horizonte temporal largo, los permabulls conseguirán superar casi siempre a los denominados «traders» a corto plazo. Este es uno de los principios básicos de la filosofía de Seilern Investment Management,
y hoy está más vigente que nunca…
P. Seilern
29 de noviembre de 2024
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